Las enormes diferencias de Trump con Milei detrás de los gestos amistosos y el desprecio por el sistema político

Apuesta al voto de los trabajadores, defiende la industria automotriz y promete aranceles para las importaciones de México y China. En exclusiva, cuatro especialistas advierten sobre un matrimonio destinado a fracasar.

Donald Trump confesó de qué material está hecha su alianza con el presidente argentino Javier Milei. «Lo amo porque me ama», sintetizó con honestidad brutal. El candidato republicano lo planteó así días atrás, durante un acto en Virginia. Y agregó de inmediato el juego de palabras común que tanto lo divierte. El eslogan MAGA que promete hacer grande de nuevo a América también aplica para la Argentina, por la mera coincidencia de la inicial A.

La admiración del libertario argentino hacia Trump quedó expuesta durante el encuentro de la derecha dura en el evento de la CPAC. La devoción por el neoyorquino quedó físicamente en evidencia, a partir de un abrazo que casi incomodó al republicano. ¿Pero cuáles son los puntos en común reales entre ambos líderes? O mejor dicho, ¿cuáles son las enormes diferencias disimuladas en el look capilar común, en la condición de outsider de ambos, en el histrionismo anti-elite y el desprecio que comparten por la cultura progresista? Las continuidades, matices y colisiones podrían incluso tener efecto sobre una muy posible convivencia en el poder, si es que Trump regresa a la Casa Blanca.

«La alianza parece estar fundamentada en principios de un populismo de derecha, con un enfoque en la crítica a las élites tradicionales y la promoción de políticas económicas liberales. Los une su rechazo al establishment y su apelación a un nacionalismo particular», afirma el académico y profesor de la Universidad Internacional de Florida (FIU)  Leland Lazarus.

En diálogo con LPO, este diplomático y ex funcionario del Departamento de Estado agrega que existen dos zonas específicas de la agenda que los separan irreconciliablemente: la administración del comercio y la política exterior. «Trump mostró tendencias más proteccionistas y pro-industrialistas, especialmente en su política de America First, mientras que Milei se presenta como un defensor del libre mercado y el liberalismo económico. Comparten un estilo político disruptivo y confrontativo, pero sus políticas económicas divergen en el grado de intervencionismo y proteccionismo que cada uno propone», analiza.

Ese abismo se explicitó el sábado pasado. En un intento por desligarse de Joe Biden, Trump advirtió que, si él perdiera las elecciones de noviembre, la industria automotriz de Estados unidos sufriría un «baño de sangre». Y prometió un arancel del 100% a los autos fabricados fuera del país, con el objetivo de subsidiar la producción nacional.

Trump mostró tendencias más proteccionistas y pro-industrialistas, mientras que Milei se presenta como un defensor del libre mercado y el liberalismo económico. Comparten un estilo político disruptivo y confrontativo, pero sus políticas económicas divergen en el grado de intervencionismo.

«Vamos a poner un arancel del 100% a cada auto que cruce la línea, y no los van a poder si soy elegido», aseguró Trump durante un acto en la ciudad de Vandalia, Ohio. La estrategia de Trump está a la vista. El republicano quiere seducir a los trabajadores de las principales automotrices y sumar los votantes de los estados ubicados en el Cinturón del Óxido.

Trump ya había intentado sellar una alianza inter-clase con los trabajadores blancos no sindicalizados. Fue a fines del año pasado, durante la histórica huelga en contra de las tres grandes automotrices del país.

«No permitiré bajo ninguna circunstancia que muera la industria automotriz estadounidense», dijo Trump en Drake Enterprises, un proveedor de autopartes no sindicalizado en Clinton Township, ubicado a media hora de Detroit. El speech de Milei en Davos, donde elevó al carácter de héroes a los empresarios globales, choca de frente con la hoja de ruta trumpista.

La semana pasada, el jefe MAGA comentó ante CNBC que impondría un arancel del 50% a los automóviles fabricados en plantas chinas en México. Y antes había anunciado que pondría en 60 puntos los aranceles a los productos importados de China.

Esa competencia comercial a cara de perro contra China, sin embargo, muestra una contracara mucho más flexible y pragmática cuando se debate respecto a la prohibición a TikTok. Al desligarse de la legislación recientemente aprobada con respaldo bipartidista, Trump también parece más maleable e impredecible que Milei y su discurso monocromático.

El politólogo argentino Ernesto Calvo coincide y va más allá en el contraste. «Trump tiene un partido detrás que sí tiene todos esos vínculos, más allá de que él hable lenguaje MAGA. Y tiene detrás una economía real que protege a esos actores. A los granjeros republicanos que no tienen ventajas competitivas, él los subsidia. A la industria del metal y del carbón que no tienen ventajas competitivas, los protege de la competencia externa», analizó en una entrevista con LPO. 

El investigador y profesor en la University of Maryland señala que Trump es alt-right con el apoyo de una base electoral. «Milei es un alt-right sin constituidos que no tiene a nadie a quien defender o proteger. El votante que lo acompaña es el joven al cual se le han quitado la corona a partir de los derechos de género y LGBTQ+. Es un movimiento anti-género sin votantes reales. Eso se ve todo el tiempo en los tweets de Milei. Su cuenta es de batalla. Produce mensajes de economía abstracta y de la motosierra», explica.

Para afirma Eduardo Gamarra, director del Foro de Opinión Pública Latina de FIU, también existen diferencias conceptuales entre ambos. «Trump no es liberal, su tendencia es al autoritarismo y a intervenir en la economía. No hay liberación del mercado en su agenda. A quién la va a cobrar impuestos y a quién no es una política ajena al mercado libre. Son alianzas corporativistas. Hay una diferencia enorme entre filosofía económica de Milei y la conservadora de Trump. El intervencionismo de Trump lo hace más parecido al populismo clásico», comenta el profesor de la Florida International University ante este medio.

El experimentado Gamarra agrega que fue un error de Milei tomar partido por Trump en plena campaña estadounidense. Y recuerda que Nayib Bukele estuvo dos años en el freezer de Washington, tras haber apostado a pérdida por Trump en 2020.

«A Patricia Bullrich no le sentó bien desde la óptima norteamericana mostrarse así con Bukele en la CPAC. Argentina están negociando su deuda con el FMI y necesitará ayuda cuando la cosa se ponga difícil en temas de inseguridad. Para Bullrich quizás se vuelva un problema su visita a la CPAC», plantea el politólogo nacido en Bolivia.

Sobre esa juego arriesgado de Milei, el diplomático Lazarus opina que el presidente argentino busca legitimidad en diferentes esferas políticas internacionales. «Al recibir a Anthony Blinken demuestra una disposición al diálogo con la actual administración demócrata, mientras que su presencia en la CPAC y su acercamiento a Trump indican una afinidad con sectores más conservadores y populistas en EE.UU», analiza.

En las velocidades del acceso al paraíso económico también se presenta un matiz. El ajuste con motosierra que aplica Milei en la Argentina es brutal respecto a los sacrificios implícitos. Eso al menos señala el académico de Harvard, Gregory Makoff, quien estudió el default argentino. «Un populista te promete festejar ahora y que no te preocupas por pagarlo más tarde, porque mágicamente se pagará. En cambio, Milei dice que te dolerá ahora y que todo estará bien más adelante. No le promete nada al mundo», afirmó en una entrevista con LPO.

Pero la postura que más los separa es la invasión rusa en Ucrania, aun cuando se trate de un tema menos determinante que la economía para el día a día de los votantes. Mientras Milei se define como un aliado incondicional de Volodymir Zelensky, estrella invitada en el acto de asunción del libertario en Buenos Aires, Trump coquetea sin disimulo con Trump. El candidato republicano hizo una bandera de campaña con la promesa de cortar el chorro de asistencia financiara a Ucrania. Al punto de que Vladimir Putin afirmó que sin ese auxilio se acabaría rápidamente la resistencia de Kiev.

LPO

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