Una diputada libertaria se quiso desmarcar de la visita a los represores

El escándalo de la visita de cinco diputados de La Libertad Avanza a represores condenados por delitos de lesa humanidad en el penal de Ezeiza sigue escalando y despertó acusaciones dentro del propio bloque oficialista. La diputada santafesina Rocío Bonacci emitió un comunicado para despegarse de la visita. Afirmó que fue engañada por su par Beltran Benedit, quien organizó la visita, y aseguró que se mantuvo «totalmente ajena» al encuentro con los genocidas. 

Bonacci argumentó que se subió a la combi oficial del Congreso –dispuesta por el cuestionado titular de la Cámara, Martín Menem– junto a Benedit y otros tres diputados de La Libertad Anvaza rumbo a Ezeiza porque le habían dicho que la invitación era para  «tomar contacto directo con el sistema penitenciario federal y constatar concretamente la situación actual del referido complejo».

En ese descargo, la diputada insistió con que no tuvo «intención de concretar, ni concreté, visita o contacto alguno con internos de dicho complejo procesados y/o condenados en causas por delitos de lesa humanidad» y que su función como diputada es la de mantener «el cumplimiento de la ley y el respeto de las instituciones de nuestra República Argentina».

A pesar de las palabras de la diputada en la que intenta despegarse del escándalo e incluso amenaza con apartarse del bloque en desacuerdo con la conducción de Menem, la historia de Bonacci es muy cercana a la familia militar y tanto en sus redes sociales como en su carrera desde su trabajo de podóloga en Santa Fe a diputada nacional reivindicó siempre su relación cercana con la vicepresidenta, Victoria Villarruel, cruzada negacionista y defensora de los detenidos por delitos de lesa humanidad.

«Cuando advertí que otros legisladores nacionales participantes de la visita a la cárcel de Ezeiza tomarían contacto y dialogarían con internos procesados y/o condenados en causas por delitos de lesa humanidad, decidí mantenerme totalmente ajena«, dijo la legisladora en su descargo.

Sin embargo, Bonacci llegó a La Libertad Avanza militando cerca de Villarruel por ser llevar la familia militar en su crianza, como contó en una entrevista al diario La Capital en diciembre antes de asumir su banca: «Mi mamá y mi papá se conocieron militando en el Modin de Aldo Rico, ella era cabo en comisión del Ejército Argentino como enfermera militar y él impresor. ¡Soy hija del Operativo Dignidad! Todos venimos de algún lado».

El papá de la diputada es empresario rosarino y exconcejal José Bonacci, apoderado del partido Unite por la Libertad y la Dignidad, reconocido por sus expresiones filonazis y su militancia cercana a Alejandro Biondini. Su madre es Beatriz Brouwer, que es diputada provincial por la lista que encabezaba Amalia Granata.

Antes de subirse a la combi de la Cámara de Diputados rumbo a Ezeiza con Benedit, Guillermo Montenegro, Lourdes Arrieta, María Fernanda Araujo, Alida Ferreyra, la diputada fue la que intentó avanzar con un proyecto de ley para derogar la interrupción voluntaria del embarazo. Su militancia de pañuelo celeste terminó siendo criticada por propio integrantes del bloque y desautorizado por el presidente.

Esas viejas rencillas más la intención de apartarse de este escándalo sin condenarlo –como también hizo el vocero presidencial Manuel Adorni–, hicieron correr el rumor de que Bonacci podría apartarse del bloque oficialista como tiempo atrás lo hizo el ex jefe de bloque Oscar Zago.

El bloque libertario se asoma a la ruptura por la visita a los genocidas

Página 12

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