El director de AUSA, Carlos Frugoni, pertenece al grupo del Newman y estuvo en el caso Skanka.
Un hombre de Mauricio Macri le entregó al hijo de Nicky Caputo un terreno top de 5 mil metros cuadrados por 2 mil dólares por mes hasta el 2049. Se trata de Carlos María Frugoni, titular de AUSA, quien concesionó un predio ubicado detrás del circuito KDT.
Frugoni fue nombrado por Mauricio Macri en AUSA en 2008 y es un viejo conocido del ex Presidente y fue su compañero en el Colegio Cardenal Newman, a donde también asistió Nicky Caputo.
Apuntalado por Macri, Frugoni pasó de formar parte del directorio de AUSA a convertirse en su presidente entre 2015 y 2019. AUSA no solamente cobra el peaje de las autopistas porteñas, sino que también realiza las principales obras de infraestructura del estado porteño.
Una de ellas fue el Paseo del Bajo, cuya licitación terminó judicializada. Mediante un artilugio, el gobierno porteño cambió el orden de la apertura de sobres y Angelo Calcaterra, primo de Mauricio, terminó quedándose con el tramo más jugoso de la licitación.
Si bien desde 2019 en los papeles es el director general de la empresa, Frugoni controla AUSA y sus modos hicieron que se ganara varios enemigos en la empresa.
El 11 de enero pasado, AUSA le otorgó la concesión de un predio de 5 mil metros cuadrados vecino al circuito KDT a la firma Mechp, vinculada a uno de los hijos de Nicky.
La adjudicación es un negocio redondo: los concesionarios pagan un canon ínfimo por explotar un polideportivo con canchas de fútbol 5 y de paddle. La ubicación es inmejorable. Está en uno de los barrios más cotizados de Buenos Aires, a metros de Le Parc, del Malba y del lujoso emprendimiento inmobiliario de Marcelo Mindlin.
El hijo de Nicky no es nuevo en el negocio deportivo: durante años tuvo la concesión de otro terreno público, cedido por la Corporación Puerto Madero. En el Dique 3 también había canchas de fútbol, pero el fuerte del emprendimiento era un bar que funcionaba hasta altas horas de la noche. Ajeno a los controles del estado capitalino, Madero Fest se convertía en boliche. Tuvo que cerrar sus puertas, irónicamente, por la construcción del Paseo del Bajo.
En los últimos años, Mechp se hizo con lucrativos negocios en la Ciudad. En 2022 se quedó con el millonario negocio de los parquímetros y algunos meses más tarde con la concesión del estacionamiento subterráneo de la calle Charcas entre Coronel Díaz y Vidt por solamente 2,2 millones de pesos mensuales. «Con tener 30 autos cautivos pagan lo de todo el año», rechazó el legislador del PJ Juan Manuel Valdés. Desde la Coalición Cívica, Facundo Del Gaiso, pidió auditar «todas las concesiones de la Ciudad, especialmente las vinculadas a Nicky Caputo».
No es la única playa de estacionamiento pública que administra Mechp: también tienen un predio sobre la calle Pasco por el que abonan 600 dólares mensuales a las arcas porteñas.
«Nos encontramos nuevamente con artilugios para avanzar con privatizaciones de tierras públicas de la ciudad sorteando la Legislatura porteña y los procesos participativos que exige la Constitución», aseguró Jonatan Baldivieso. «AUSA no está facultada para privatizar tierras para explotaciones comerciales totalmente ajenas a las cuestiones viales y menos por el plazo de 25 años», aseguró el fundador del Observatorio por el Derecho a la Ciudad y parte del movimiento La Ciudad Somos Quienes La Habitamos.
LPO
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