Trasladaron de urgencia en avión sanitario al Obispo emérito de Goya

Luego de permanecer internado en el sanatorio San Roque de Curuzú Cuatiá desde el viernes 8 de marzo por una descompensación, el sábado al mediodía el obispo emérito de Goya, monseñor Ricardo Faifer fue trasladado en un avión sanitario desde esa ciudad al aeropuerto de San Fernando, provincia de Buenos Aires y de allí en ambulancia al hospital Austral para una atención con equipamientos de mayor complejidad, para una posible intervención quirúrgica.

A mediado de semana sintió una mejoría que le permitió que en el centro sanitario curuzucuateño decidieran pasarlo de Terapia Intensiva a sala común. De buen ánimo, pese a la delicada salud, escribió una carta con motivo Semana Santa y como Saludo Pascual y, se transcribe a continuación:

“Queridos hermanos y hermanas. Me uno al saludo que todos los años envía Monseñor Adolfo (Canecin) a las comunidades con motivo de la Pascua.

Este año mi saludo pascual será desde la experiencia que el Señor me ha invitado a vivir con su visita en esta Cuaresma.

Durante el retiro espiritual sentí fuerte el llamado a seguir a Cristo pobre y humillado.

Con la enfermedad he vivido más de cerca la participación en la muerte de Jesús para poder participar en su resurrección.

Agradezco la fraternidad de los Obispos, especialmente, del NEA.

Agradezco a los buenos hermanos curas y diáconos, y me siento reconocido grandemente al cuerpo médico y enfermeras y enfermeros del Sanatorio San Roque de Curuzú.

Agradezco a los donantes que con su sangre me dieron vida.

También agradezco al cuerpo médico y personal del Hospital de Solari.

Agradezco a todo el Pueblo de Dios todo lo que ha rezado por mí.

Hoy sinceramente les digo de corazón ¡Gracias. Muchas gracias!

Tenemos la certeza que Cristo mismo les agradece por mi intermedio.

Mis queridos hermanos y hermanas, lo que les dije en otra ocasión: “nunca me he sentido solo”.

Me he sentido desbordado de afecto, de cariño, de respeto… es hermosa la fraternidad, no sólo declamada, sino vivida.

Si el Señor me concede la gracia de seguir viviendo, que sea para servir. Para servir en el ministerio de la intercesión por nuestra querida Diócesis, ampliando el horizonte a toda otra necesidad de la Iglesia.

Me refugio en el hueco de sus manos de nuestra Tierna Madre de Itatí.

Que me sostenga mi querido San José, esposo de la bienaventurada Virgen María.

Que con Santa Teresita pueda llegar al amor por el camino de la confianza.

Pido la intercesión del Santo Cura Brochero y de Mamá Antula.

¡Feliz Pascua!

Un abrazo y bendición”.

Jornada de la vida consagrada en la Diócesis de Goya

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