Monseñor Andrés Stanovnik habló en los estudios de Radio Dos. Reflexionó respecto de la situación social que atraviesa el país y el caso Loan. Además aclaró cuál es su situación respeto a la tarea pastoral en Corrientes.
«Hay mucho sufrimiento, también hay desolación pero al mismo tiempo hay mucha gente con esperanza, eso también hay que decirlo. Hay gente con esperanza», reflexionó respecto de la situación social.
«Cuando un par de mujeres se juntan a tratan de conseguir alimentos para comer a los chicos, ahí hay esperanza. A pesar del sufrimiento, hay esperanza. Entonces, el primer mensaje, seamos solidarios y multipliquemos gestos de cercanía y de ayuda entre nosotros», reflexionó.
Además remarcó la necesidad de buscar consensos: «A nivel político, que los políticos se pongan de pie. Que los políticos, primero, logren algo que es fundamental, logren sentarse a una mesa y no se levanten de esa mesa. Porque es la única manera de consensuar programas, políticas viables. Porque si el gobierno solo quiere llevar adelante una política, se va a encontrar, si no logra consenso, con la oposición, una oposición estéril. Con el triste juego de, a ver, ¿quién tiene más poder? ¿Quién prepara mejor? ¿Quién conquista más espacios para las próximas elecciones?»
Caso Loan
Sobre Loan pidió «Que aparezca, que donde esté, la Virgen lo abrace, es el sentimiento de nuestro pueblo. Anoche estuve, ayer a la tarde estuve celebrando misa el 9 de Julio. Eso les decía a la gente. Que los responsables de llevar adelante la investigación y de tomar las decisiones que corresponde, lo hagan. Y lo hagan cuanto antes, lo necesitamos. Necesitamos la verdad, la justicia»
«Nosotros necesitamos después reparar esto, porque el daño que está produciendo esto en el alma de nuestro pueblo, lo digo en general, involucrándonos todos, es muy, muy, muy grave. Solo con la verdad y la justicia, que son fundamentales. Pero no es suficiente. Después hay que reparar. Hay que sanar esto», resaltó.
Sobre su tarea pastoral contó: «Yo cumplo 75 años en diciembre. Yo tengo que presentarle al Papa la disponibilidad de decir la renuncia. Después el Papa la acepta cuando él cree conveniente. Yo provengo de una orden religiosa, que son los franciscanos capuchinos. Toda mi vida la he vivido allí. Yo vuelvo a esa comunidad. Vuelvo a esa comunidad aún cuando no pueda reintegrarme con los derechos y deberes. Porque el obispo le debe obediencia de por vida al Papa. Entonces uno no puede estar sujeto a autoridades locales. Pero vuelvo como huésped. Voy a vivir con mis compañeros. Y después tareas nos faltan»
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