El sindicalista bancario Juan José Zanola murió este domingo, a los 90 años. Padecía una enfermedad en los pulmones y había estado con internaciones espaciadas durante los últimos meses.
Zanola había sido secretario general de La Bancaria hasta caer preso por el caso de la mafia de los medicamentos, una investigación judicial en la que se buscó probar el nexo entre droguerías, obras sociales y el propio Estado para obtener reintegros indebidos por supuestos tratamientos médicos de alta complejidad.
Zanola nació el 17 de octubre de 1939, aunque nunca, a pesar de las fechas, logró ser reconocido como peronista. Hijo único, tuvo un padre juguetero con un negocio en la avenida Córdoba que alguna vez llegó a vender objetos de bazar al magnate Aristóteles Onassis. Durante el secundario comienza su relación con la vida de los bancos. Cuando tenía 16 años, cuenta la historia, lo expulsaron durante un año de la escuela Hipólito Vieytes y a través de la familia entró en el sector de Cuentas Corrientes de lo que ahora es la Banca Nazionale del Lavoro. Siempre se ufanó de que así empezó su único trabajo.
En su historia, en la que también se incluye su amistad con Ringo Bonavena y su paso por la presidencia del club Huracán entre 1988 y 1991, hubo espacio para la construcción de leyendas. Cuentan las anécdotas que se repiten desde hace años que Zanola ganó cierta heroicidad durante la larga huelga de los bancarios de 1959 (según la historia, pasó tres meses detenido en Caseros, pero muchos de sus detractores no lo creen). “La huelga del ’59 fue una de las luchas más importantes del gremio bancario –dice un dirigente–. Terminó en una derrota y encarcelados por la Revolución Libertadora, pero Zanola en todo caso fue uno más, nunca se destacó por ser un héroe.”
Desde entonces se convirtió en delegado. Con la última dictadura, el gremio quedó intervenido por las Fuerzas Armadas. Zanola estuvo siempre en el mismo lugar. Según se contaba en los pasillos de los bancos, durante el tiempo de la Patria Financiera mantuvo “conversaciones” con el represor Emilio Massera. En 1982, el ministro de Trabajo era Héctor Villaveirán. A través de negociaciones que emprendió con él, Zanola logró dirigir la comisión normalizadora que un año después le dio la primera conducción formal del gremio. Para entonces, ya era abogado. Una versión indica que compartía el bufete con el ministro.
Cercado ya por el escándalo de la obra social de los bancarios a inicios del siglo xxi, alguna vez Juan José Zanola habló de lo que parece haber sido una de las lógicas de su construcción política. “Estamos obligados a tener relación hasta con Satanás”, dijo entonces mientras escapaba de un micrófono.