La cancillería brasileña publicó un breve comunicado en donde evita condenar o apoyar a Maduro. «Debe observarse mediante una verificación imparcial de los resultados», plantearon.
Todas las miradas están puestas en Lula. El presidente de Brasil es el único que atrae la atención del chavismo y de los opositores. Su palabra cuenta y rol de liderazgo le permite cruzar a Nicolás Maduro por amenaza con un baño de sangre.
Celso Amorim son sus ojos en Caracas. El ex canciller y actual asesor especial en Política Exterior había sido de baja para formar parte de la comitiva de acompañamiento electoral pero a último momento se subió al avión. «Vino con la peor de las ondas», bromeó alguien que lo conoce.
Amorim dijo en la previa del anuncio de los resultados oficiales mientras los boca de urna anticipaban una victoria de Edmundo González, «el presidente Lula viene siendo informado a lo largo del día. Vamos a aguardar los resultados finales y esperamos que sean respetados por todos los candidatos» y afirmó que está en contacto con diferentes fuerzas políticas y analistas electorales, además de miembros del equipo de observadores del Centro Carter y el Panel de Especialistas de ONU.
Al día siguiente, lo que no hay en Caracas son resultados respetados por todos los candidatos. Por estas horas, se especula que el líder brasileño prepara un pronunciamiento que donde no condene ni apoye y ponga el foco en los informes de los observadores. «Estaría bueno que hable y ponga un pañito frío», dijo a LPO alguien cercano a la campaña de Maduro.
La cancillería de Brasil publicó un escueto comunicado en donde remarca: «El gobierno brasileño saluda el carácter pacífico de la jornada electoral de ayer en Venezuela y sigue de cerca el proceso de recuento. También reafirma el principio fundamental de la soberanía popular, que debe observarse mediante una verificación imparcial de los resultados».
«En este contexto, espera la publicación por parte del Consejo Nacional Electoral de datos desglosados por mesa electoral, un paso esencial hacia la transparencia, credibilidad y legitimidad de los resultados electorales», añade.
La expectativa sobre Lula también está en Argentina. El ex presidente Mauricio Macri tuiteó: «Espero que el Presidente Lula, a quien mas allá de nuestras diferencias ideológicas considero un demócrata, no permanezca callado».
«Lo que esta pasando en Venezuela atenta contra la democracia y es un enorme riesgo que perdure esta dictadura en nuestra región. Los venezolanos y muchos lideres de América Latina y el mundo espera su palabra en este momento difícil», agregó.
De alguna manera, el pedido de Macri a Lula es una forma de ninguneo al liderazgo de Milei que solo se limitó a tuitear con mayúsculas. En el mismo sentido se expresó la UCR, con un comunicado publicado en redes en el que insta a la comunidad internacional a no reconocer las elecciones.
El sistema de votación venezolano es electrónico, con máquinas de votación que imprimen un comprobante que debe reflejar el sufragio del elector y se depositan inmediatamente después en una urna. Luego se hace la verificación de los votos. Esta no se lleva a cabo en todas las mesas electorales, sino en alrededor de 16.000 de las 30.026 que hubo en esta elección presidencial.
La elección de las mesas que se verifican se sortean al cerrar el proceso electoral. En los centros que tienen entre una y cuatro mesas, se escoge solo una. En los que tienen entre cinco y ocho, se auditan dos; en los que tienen entre nueve y 11, se auditan tres; y los colegios electorales con más de 11 mesas, se verifican cuatro. En este paso, se abren las cajas, se cuentan los votos y estos tienen que coincidir con el acta de escrutinio.
Este paso llamado «la traza de papel», que refiere a que todo lo impreso (actas y comprobantes de votos) debe encajar con los datos que aparecen en las dos salas de totalización de votos del CNE, es el núcleo de la denuncian de fraude.
En este marco, la oposición se concentra en obtener la totalidad de las actas de los comicios para demostrar que los números le favorecen. La página web del CNE está caída por un supuesto sabotaje el que no se dieron detalles y no hay manera de revisar los resultados.
El otro interrogante es sobre las lagunas en la verificación de votos y si se llevó o no a cabo en los centros donde los testigos de la oposición fueron expulsados arbitrariamente.
El reconocimiento internacional se limitó a los aliados históricos del régimen chavista y dentro del progresismo latinoamericano hubo distancia. Gabriel Boric no reconoció los resultados y el gobierno de Gustavo Petro tomó distancia.
A través de la Cancillería planteó: «Tras mantener contactos permanentes con todos los actores políticos involucrados en los comicios presidenciales que tuvieron lugar en la República Bolivariana de Venezuela y luego de conocer los resultados preliminares comunicados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), consideramos fundamental que se escuchen las voces de todos los sectores».
El texto continúa: «La comunidad internacional y el pueblo venezolano esperan que prevalezcan la transparencia y las garantías electorales para todos los sectores. Es importante despejar cualquier duda sobre los resultados. Esto implica que los observadores y veedores internacionales presenten sus conclusiones sobre el proceso».
«Hacemos un llamado para que, a la mayor brevedad, se proceda con el conteo total de los votos, su verificación y auditoría de carácter independiente. Los resultados electorales de tan importante jornada deben contar con toda la credibilidad y legitimidad posibles para bien de la región y sobre todo, del pueblo venezolano», concluye.