El presidente se llevó a uno de Los Iñakis a Israel para que documente toda su epopeya espiritual.
Javier Milei encaró este jueves la última etapa de su viaje místico en Israel en el que terminó comparándose con Moisés.
El presidente se llevó al cineasta Santiago Oría, integrante de la banda del counter de Los Iñakis, para que documente toda su epopeya en el país de medio oriente.
El material es subido antes que en cualquier lado en la cuenta El Búnker de Milei, que intercala fotos y videos de las actividades del presidente con memes y tuits en los que ataca sin filtros a opositores, aliados y periodistas.
Entre las imágenes exclusivas que compartió El Búnker de Milei, la que causó más impacto fue en la puerta de la Iglesia del Santo Sepulcro, emplazada en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Allí, junto a su hermana, Milei prendió velas y rezó.
La foto que recorrió las redes, en las puertas del templo junto a Karina y dos monjes, fue comparada por los cibernautas con el protagonista del videojuego Assassin’s Creed, de acción en primera persona.
El personaje se llama Miles y es el último descendiente de un linaje perteneciente a la Hermandad de los hashshashin» (asesinos). Cuando se pone el dispositivo llamado Animus, Miles accede a la memoria de un ancestro asesino y se dispone a matar gente.
Milei, que ya se había fotografiado llorando en el Muro de los Lamentos y ahora se filmó rezando, mechó dibujos de Nik con pasajes bíblicos.
Por la caída de la ley ómnibus, el presidente compartió en Instagram un versículo en hebreo que describe el momento en que Moisés sube al Monte Sinaí a escribir los Diez Mandamientos y uno de sus hermanos, Aarón, construye un becerro de oro porque la gente quería adorarlo.
El versículo compartido por Milei explica que cuando Moisés regresa del monte con las tablas con los Diez Mandamientos, enardece de ira por la idolatría de los israelíes al becerro y rompe las tablas al pie del monte.
Durante la campaña, Milei había comparado a su hermana Karina con Moisés y se largó a llorar en el programa de Viviana Canosa.
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