Afuera: Milei debió levantar el capítulo fiscal de la ley Ómnibus y prepara un nuevo ajuste

Con tan sólo 47 días, el gobierno de Javier Milei entró en una crisis de proporciones mayúsculas. Sin los votos, con acuerdos totalmente empantanados y con tiempos demorados, Luis Caputo tuvo que anunciar el retiro de la discusión parlamentaria del paquete fiscal del proyecto de ley Ómnibus. Justo en una semana en la que sufrió la primera baja importante en el gabinete, la brecha cambiaria se descontroló y por si fuera poco la CGT salió a la calle para marcarle la cancha a la gestión libertaria.

El Gobierno empezó a olfatear a mitad de esta semana que la ley iba a llegar al recinto el próximo martes pero los artículos que más le interesaban, aquellos vinculados al área fiscal, con el objetivo de alcanzar el déficit cero, no se iban a aprobar porque los gobernadores y los legisladores opositores no estaban dispuestos a convalidarlos. Precisamente, la discusión giraba en torno a las retenciones, la posibilidad de coparticipar el blanqueo de capitales, bienes personales y el destino del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), que los mandatarios provinciales pedían para deudas previsionales.

Las discusiones se tornaron cada vez más ásperas, a punto tal de que el jueves por la mañana empezó a correr la versión de que el oficialismo iba a sacar la iniciativa del debate y quería aprovechar el cierre de los mercados para realizar un anuncio que finalmente solo fue dedicado a la parte fiscal y estuvo a cargo del titular de Hacienda. Lo hizo en una conferencia de prensa que fue presenciada desde primera fila por Guillermo Francos, el ministro del Interior que llevó adelante las conversaciones con líderes de ejecutivos provinciales, y Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, otro protagonista de la jornada: desde Balcarce 50 lo empezaron a señalar como el responsable de los nulos avances de la normativa gracias a su poca pericia en el ámbito parlamentario y Karina Milei, la persona de mayor confianza del jefe de Estado, tuvo la necesidad de respaldarlo, sobre todo ante versiones que indicaban que podía abandonar su cargo: en el mediodía del viernes, almorzó con el riojano durante una hora. Fue toda una señal en medio del vendaval.

Desde el minuto uno, el Gobierno jamás tuvo los votos para sacar la ley tal cual como quería y empezó a negociar, y a ceder día a día, ante los bloques de la oposición pese a los débiles intentos de los voceros oficiales de señalar de que La Libertad Avanza no estaba en plan de negociación. Al mismo tiempo, los sectores más duros de la gestión libertaria se encargaron de cuestionar a los mandatarios, con Caputo a la cabeza de la detonación de puentes de conversación que el ala política, mientras Francos y el consultor Santiago Caputo al mando, se encargaron de cultivar relaciones durante este tiempo con dirigentes de la oposición.  Un choque de estrategias que generó ruido interno, tal como pudo saber PERFIL, porque no existió en todo este tiempo coordinación entre las dos alas. Dentro del bloque violeta, acusaron a la Casa Rosada de no “encarar como se debe la negociación con los gobernadores, pidieron muchísimo tiempo”.

Con este panorama, Javier Milei, horas previas a las palabras de su funcionario de Economía, se refirió al tema. Además de hablar de la dolarización, dijo que la ley no se iba a negociar. Sorprendentemente, tras las palabras del titular de Hacienda, desde la Oficina del Presidente se emitió un mensaje que habló de un “consenso alcanzado en relación a las reformas que el país necesita”. El mensaje oculta que en concreto el Gobierno directamente le pasa la pelota a los gobernadores, que de este modo se quedan sin retenciones en baja a ciertos productos de sus economías regionales que reclamaron, sin la chance de coparticipar el blanqueo de capitales oficial y sin gozar de los fondos del FGS.

«Esto va a acelerar los tiempos» para la aprobación del proyecto, confió el ministro de Economía y reforzó: «Hay enorme consenso. No va a haber inconvenientes en que se apruebe».  De todos modos, hay otros puntos de la normativa que están en discusión, como la delegación de facultades al Ejecutivo, que legisladores de los bloques anticipan nuevos roces.

La movida del ministro de Hacienda apareció tras una baja sensible en el gabinete, la de Guillermo Ferraro, en Infraestructura, cruzado por divulgar información de la reuniones del gabinete, una brecha cambiaria en alza, que el oficialismo culpó por las demoras en el tratamiento de la ley, y con una CGT marcando la cancha, con movilización multitudinaria.

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