El subsecretario de Políticas Universitarias pisa el presupuesto de las instituciones y las dejó al borde del cierre. Los rectores denuncian maltratos e insultos del funcionario, hijo de un histórico peronista.
«Sos un chorro, te choreaste una universidad». Así recibe Alejandro Álvarez a algunos de los rectores que pasan por su despacho. Álvarez es el subsecretario de Políticas Universitarias de Javier Milei y según confía a sus eventuales interlocutores, llegó para «hacer mierda el sistema» público de educación superior.
En un mes y medio de gestión, el funcionario le pisó el presupuesto a las universidades y las dejó al borde de no poder abrir sus puertas. Las instituciones deben hacer equilibrio con los mismos fondos que en enero de 2023 licuados por 288% de inflación. «La situación es terminal», señalaron desde una institución bonaerense.
En la UBA el personal docente y no docente realizó un paro el jueves en reclamo de una recomposición salarial. Horas después de conocerse la medida, el gobierno anunció un incremento del 70% sobre los gastos de funcionamiento. Es insuficiente: equivale a una cuarta parte de lo que las universidades necesitan para abrir sus puertas.
El secretario de Políticas Universitarias es hijo de Alejandro «Gallego» Álvarez, el fundador de Guardia de Hierro, mítica organización peronista por donde incluso pasó el Papa Francisco. Guardia de Hierro es famosa por haber formado a algunos de los principales cuadros del justicialismo, como el Chueco Mazzón, José Luis Manzano, José Manuel De la Sota o Kelly Olmos. Más allá de su linaje, el «Galleguito» Álvarez todavía no dio pruebas de haber heredado el talento político de su padre.
«Trata de dividirnos. A los peronistas nos habla mal de los reformistas y viceversa. Se ve que no sabe que estamos todos representados en el Consejo Interuniversitario y que hay diálogo constante entre nosotros», explicó a LPO el rector de una universidad nacional.
Otra técnica para provocar una grieta en el sector es hacer aumentos de presupuestos discrecionales. «A la UTN le aumentó el presupuesto. Al rector lo conoce, fueron compañeros de militancia. El problema no es el aumento a la UTN, el problema es que Álvarez se maneje así», criticaron.
Algunos no pierden su sorpresa por los maltratos que les dispensa el Galleguito en cada visita. «Es prepotente y misógino», confió un rector a LPO. Los insultos y las chicanas no son una cuestión habitual en el mundo de los vicerrectores.
Álvarez anuncia sin tapujos que buscará cerrar las universidades de creación más reciente. No solo las que desactivó Sandra Pettovello, sino muchas de las que abrieron sus puertas en la última década. «Lo guía el prejuicio y la frustración», interpretan entre los rectores.
El Galleguito, que hoy se presenta como «un enviado de las fuerzas del cielo», hizo toda su carrera política en el peronismo y fue de los primeros en desembarcar en el kirchnerismo. En 2003 acompañó a Tulio del Bono en la Dirección de Ciencia y Tecnología. También trabajó con Daniel Filmus y como asesor del diputado ultrakirchnerista Gustavo Marconato.
En 2020 se opuso a la ley del aborto y cuando fue sancionada decidió abandonar el peronismo. Tiempo después comenzó a orbitar en el planeta de LLA. En poco tiempo se transformó en una figura de ese universo. Y se volvió asiduo participante de la misa del Gordo Dan, uno de los hits libertarios.
En las universidades hubo sorpresa cuando se enteraron de la designación del Galleguito para un puesto que históricamente ocuparon ex rectores. «Es profesor en el CBC, nunca tuvo un cargo de gestión, ni siquiera dirigió una carrera», explicaron a LPO. «Le tiene bronca a las universidades públicas porque perdió concursos docentes en la UBA y en Villa María», explican. Justamente Villa María tiene presupuesto para pagar sólo un mes más de luz.
Álvarez asegura que en las universidades públicas se persigue a los libertarios e incluso pone como ejemplo a su propia hija. El Galleguito dice que le hicieron bullying por ser «pañuelo celeste». La hipótesis no parece corroborarse. «Seguro que muchos de nuestros estudiantes votaron a Milei, pero no existe militancia libertaria en las universidades», señalan.
Su relación con el secretario de Educación, Carlos Torrendell, dista mucho de ser buena. En un encuentro junto a rectores, Torrendell intentaba transmitir que aún no tenían claro cuál era el plan del gobierno para las universidades. El Galleguito lo interrumpió y lo contradijo. Desde ese momento, el titular de Educación dejó de convocarlo a las reuniones.
Otro rector lo calificó como un «advenedizo» y un «militante periférico del peronismo que nunca ganó una elección». Cuando escucha pedidos de aumento presupuestario, Álvarez amenaza con auditar las cuentas universitarias, incluso de años anteriores. Lo mismo que Milei con los gobernadores.
«Me pusieron para terminar con los curros», le repite el Galleguito a los rectores que pasan por su despacho para advertirle que si no actualiza los presupuestos las universidades públicas no podrán seguir funcionando.
LPO