Corrientes, república aparte: Por error, liberaron a un preso un año antes y este volvío voluntariamente a terminar su condena

Se trata de un hombre, autor de asaltos a mano armada en comercios capitalinos. Le pagaron los pasajes de colectivo para que vuelva a su ciudad. Y después volvieron a enviarle dinero para su regreso. Todo ocurrió a fines de febrero bajo un fuerte hermetismo.

Como consecuencia de un insólito error «administrativo», un preso de la Unidad Penal 1 de Corrientes estuvo en libertad por casi una semana, tiempo en el que viajó a una ciudad del interior de la provincia de la que es oriundo.

El hombre fue liberado un año antes de la posibilidad de acceder al beneficio. Debía salir en febrero de 2025 y no en febrero de 2024, tal como sucedió.

Sin embargo, para respiro de las autoridades del Servicio Penitenciario Provincial (SPP), el reo tuvo «muy buena voluntad» de regresar y no darse a la fuga.

Para que volviera, según fuentes extraoficiales, le habrían enviado dinero para costear el pasaje e incluso fueron a esperarlo a la terminal de ómnibus en un vehículo particular con tal de que el inédito episodio no alcanzara repercusión pública.

A poco más de dos semanas de lo ocurrido hubo cambio de jefe en el SPP, aunque se desconoce si tiene relación a lo que pasó con el preso identificado como Carlos Ramón Machuca, de 50 años, sentenciado en una causa de robo calificado por el uso de arma de fuego.

Fuentes confiables dijeron a época que después del 20 de febrero «se liberó a un condenado un año antes de que finalice su condena».

Una vez advertido el error comenzaron a hacer los esfuerzos en procura de hacer que el convicto regrese a la penitenciaría situada en cercanías de San Cayetano y del barrio Laguna Brava.

Machuca recibió dinero para viajar de inmediato a la localidad de General Paz, donde tendría familiares.

Días después de advertir la equivocación pudieron entablar contacto directo con el todavía convicto. Le habrían explicado los pormenores de lo sucedido y pidieron que regrese lo más pronto posible antes de estallar cualquier escándalo que afecte a la institución.

En este contexto, señalaron los informantes, autoridades enviaron dinero a Machuca para la compra de pasaje y demás gastos que pudieran demandar su regreso. La idea habría sido la de evitar algún procedimiento con despliegue de fuerza que deje en evidencia el yerro.

Al final, antes de cumplirse una semana, el reo decidió volver. Así, sus días en libertad fueron como unas «minivacaciones pagas».

Apenas descendió de un ómnibus en la terminal de la capital subió a un vehículo particular de un oficial del SPP y lo llevaron de regreso a la Unidad 1 donde, ahora sí, terminará de cumplir su condena.

El delincuente fue llevado a juicio oral en septiembre de 2017. Antes ya lo habían condenado por otros ilícitos.

Anteayer, en el SPP hubo cambio en la jefatura: el inspector general Guillermo Sotelo por el inspector general Rubén Romero. Claro está, nadie hizo referencia a la inédita liberación por error.

En enero de 2016, Machuca cometió dos asaltos a mano armada en Corrientes. Primero, en una mueblería de avenida J. R. Fernández en el barrio Víctor Colas. Después, en una concesionaria de motos de avenida Independencia al 3100.

El malhechor realizaba los atracos a punta de arma de fuego luego de simular ser un cliente interesado en realizar compras.

El asaltante iba a salirse con la suya de no ser por la intervención de ocasionales testigos que ayudaron al encargado del negocio donde sucedió el robo.

La caída

El 29 de enero de aquel año, alrededor de las 18:30, el hombre ingresó al negocio de venta de motos y comenzó a preguntar precios. Luego solicitó mirar detalles de los vehículos. Y cuando supo que nadie más había en el local extrajo un revólver calibre 38 largo para amenazar al comerciante.

Sin encontrar resistencia, la víctima fue encerrada en un baño. Allí permaneció algunos minutos mientras el malviviente comenzaba a buscar objetos de valor que fue guardando en una mochila. Además, no tuvo reparos en abrazarse a la pantalla de una computadora de escritorio con la cual salió a la vereda.

La acción fue advertida a tiempo, ya que al lugar había llegado un cliente habitual y se topó con el desconocido quien le dijo que el dueño no estaba.

Entonces, apenas el delincuente salió a la vereda e hizo unos pocos pasos, lo interceptaron, y en medio de un intenso y dramático forcejeo lograron reducirlo casi sobre la avenida.

Durante la «pelea» cayeron motos al piso y el arma de fuego que portaba (cargada con seis balas) también quedó sobre la vereda.

Poco a poco, ocasionales transeúntes y automovilistas comenzaron a aglomerarse en el lugar. Al rato aparecieron efectivos de la Comisaría Decimonovena para llevarse detenido al autor del delito.

Primer golpe

No pasó demasiado tiempo para que la Policía tuviera solucionado un doble problema. Cotejos de las imágenes de una cámara de seguridad permitieron saber que el hombre apresado reunía todas las características físicas y hasta de vestimenta con el malhechor que horas antes asaltó la mueblería.

En ese hecho, el maleante también simuló ser cliente interesado en comprar una cama. Primero ingresó y preguntó precios. A los pocos segundos, y luego de intercambiar palabras con el encargado del lugar, decidió retirarse. Pero volvió al rato y a punta de revólver encerró al comerciante en el baño.

Sin problemas a la vista robó dinero, teléfonos celulares y una computadora.

Al cabo de unos cinco minutos, cuando el damnificado notó que el maleante ya no estaba, decidió salir del sanitario y comunicarse de forma urgente con la Policía.

Para cometer ambos atracos no contó con apoyo de un cómplice; tampoco vehículo. Andaba caminando.

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