El Presidente arribó a la Base Antártica Conjunta Marambio desde Río Gallegos.
Milei desarrollará una apretada agenda que incluye además una visita a Esperanza, otra de las avanzadas que Argentina posee en el continente blanco.
Quiénes acompañan a Milei a la Antártida
El jefe de Estado partió a las 17:28 a bordo de un Learjet 60SE, conocido popularmente como «Tanguito 11», hacia Santa Cruz con una comitiva «reducida» integrada por Karina Milei; la canciller Diana Mondino; el ministro de Interior, Guillermo Francos; Petri y el Director General de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Rafael Grossi.
El avión salió del sector militar del aeroparque metropolitano de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Newbery.
Minutos antes de la salida del avión que trasladaba al mandatario, partió un avión modelo Boeing 737-76N de la Fuerza Aérea Argentina, que llevaba a otros integrantes de la comitiva, precisaron desde el ministerio de Defensa.
Luego de pasar la noche en un hotel de la ciudad, la comitiva despegó con destino a la Base Marambio, en un vuelo que demandará cerca de tres horas y media de duración.
El personal con experiencia en viajes al continente blanco siempre señala que todos los itinerarios y los horarios quedan sujetos a la exigente meteorología del lugar.
En la Base Marambio, está previsto que el Presidente sea recibido por las autoridades y recorra las instalaciones.
Desde allí viajará en helicóptero por cerca de 25 minutos hasta la Base Esperanza del Ejército Argentino, lugar de características únicas ya que se trata de la única base en la que la dotación vive con sus familias, incluyendo niños que asisten a la escuela allí erigida.
Luego de recorrer la base y participar de una actividad, Milei volverá a Marambio para encabezar un acto que dará inicio formal a un programa para el control de la contaminación impulsado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que conduce el argentino Rafael Grossi, quien se sumará a la ceremonia.
Comunicado de la Oficina del Presidente Javier Milei sobre su arribo a la Antártida