Por primera vez desde su asunción, el pasado 10 de diciembre, Javier Milei habló en público de la posibilidad de optar a la reelección en las elecciones presidenciales de 2027.
Fue en el marco de la presentación de la presentación del libro «Diez lecciones para salir de la trampa populista», del periodista Eduardo Feinmann, en Paraguay. El evento, en el que el presidente participó de manera virtual, contó también con la participación de líderes de la derecha iberoamericana, como el venezolano Juan Guaidó, el expresidente español Mariano Rajoy y el presidente de Paraguay, Santiago Peña.
«Yo estoy acá por cuatro años, podría llegar a estar por ocho años, si la gente lo quisiera. La única forma de que no quede atado esto a una sola persona es con un proceso económico y político, pero también cultural. Recurrentemente saco temas, planteo discusiones, que no se logran entender en primer momento y después se entiende que estoy hablando de batalla cultural. Si hay alguien comprometido con eso, soy yo», afirmó Milei.
Enfático en todas sus intervenciones y con un humor particularmente incandescente, Milei dialogó con Feinmann sobre lo que ambos denominaron “la maldición del populismo”, y en varios pasajes se ufanó de la velocidad y profundidad del ajuste que su gobierno está llevando a cabo, al que se refirió como «el más grande de la historia de la humanidad», afirmando que gracias a este proceso y «Argentina es un strong vibe para la inversión de largo plazo y en infraestructura».
La charla transcurría con relativa normalidad, con los protagonistas del evento reflexionando sobre la actualidad de sus respectivos países, hasta que Milei se enojó con el periodista local Jorge Campos, que formaba parte del panel de la presentación.
La reacción del presidente argentino ocurrió cuando Campos afirmó que le “parecía importante destacar que si el gobierno de Milei no llegara a tener éxito, Argentina corre el riesgo de volver a caer en los problemas que la llevaron al lugar donde está».
Ante eso, Milei primero le preguntó a Feinmann el nombre del periodista y lo acusó de no estar «a la altura de poder dialogar con un presidente». Luego se dirigió a Campos con evidente enojo: «Le pido por favor que no me insultes, me parece que tu apreciación es absolutamente incorrecta y hasta casi rayando la grosería».
Ante el silencio incómodo del resto de los participantes, Campos balbuceó que quizás no se había entendido su pregunta. Milei no pareció calmarse: «Le pido que sea más respetuoso al hacer un planteo porque ha sido profundamente ofensivo. Y le pido que no me insulte, lo entendí perfectamente. No es que yo no lo entendí, usted se comportó como un grosero».
DM